En su nuevo single, la cantautora nacional nos invita a ser testigos de un cálido romance nocturno, observando los cambios de aquel punto luminiscente que enamora desde el cielo

Por estos días, la música chilena tiene una indiscutida figura en alza: Natalia Corvetto. Y es que esta joven cantautora va marcando a pulso cada paso de una carrera musical que se proyecta prometedora. Todo ello lo podemos percibir en Luna Oscura, su recién estrenado single.

En esta ocasión, Natalia juega con su primer bolero, deleitando a través de una melodía que está protagonizada por la perfecta sincronía del violín, viola y violonchelo. Sin duda, la artista prioriza crear música con sentido y desde un lugar muy personal, privilegiando ser auténtica.

Así, en Luna Oscura las cuerdas protagonizan una canción que se complementa con una interpretación vocal pausada pero enigmática, generando un ambiente seductor, romántico y místico, que no detiene su influjo en ningún momento.

Y es que Natalia sabe que la Luna es fuente de inagotable inspiración, porque en ese puntito blanco, ubicado en la inmensidad del cielo nocturno, se cobijan infinitas historias. Así, la artista encapsula su infinita gratitud y enamoramiento hacia el satélite, interpretando las transformaciones de la luna como la expresión móvil de un baile de seducción que se extiende por 28 días.

Sin duda, en esta nueva placa, la cantautora oriunda de Coquimbo, invita a reencantarse con esa calma tan propia de la naturaleza y sus ciclos. Desde ahí, es posible asegurar que en la Luna hay una sabiduría de vida. En sus flujos e influjos, en todo su envoltorio místico que se entiende desde la increíble exactitud de sus ciclos. 

En sus tres minutos, Luna Oscura encapsula el vaivén de un romanticismo y misterio intrínseco a la luminaria nocturna. Y así, desde los pasitos que va marcando la melodía, nos vamos sumergiendo en una sensualidad exquisitamente lograda, que nos lleva a reencantarnos con las posibilidades de la vida.