Nació en Chile, pero creció en Colombia hasta los 14 años. Con su madre profesora y su padre cineasta, ambos músicos autodidactas, Connie se vio siempre rodeada de un ambiente rico en cultura. De regreso a Chile, comenzó sus estudios de guitarra y canto, para más tarde formalizarlo en la carrera de Licenciatura en Música de la Universidad de Valparaíso, ciudad donde vive actualmente.

Hoy, a sus 23 años presenta “La Pecera”, primer adelanto de lo que será disco “Miscelánea” que refleja la mixtura cultural que ha marcado su vida. “Es una mezcla de sonidos, ritmos, paisajes y sentires. Se basa en el sentimiento que me invadió mucho tiempo, de sentirme todo y nada. No soy ni de aquí ni de allá, no tengo una identidad arraigada a una cultura específica” agrega la cantante.

Esta característica que en su adolescencia la identificó como un “vacío” fue comprendiéndola con los años y convirtiéndola más en una ventaja multicultural que la llevó a expresarse a través de la música. “Mis canciones son la manera de agradecer y honrar a la vida, a la sabiduría de los ancestros, a la naturaleza. En el disco tengo canciones que hablan sobre el planeta tierra, sobre procesos de aprendizaje interior; emocionales e intensos”, cuenta Connie.

“Siento que mi música está empapada de lo que soy: mujer, latinoamericana, artista. Me encanta que cada vez más mujeres compartan su mundo interior, como lo empezaron a hacer las primeras precursoras como Violeta, Chabuca o Walsh, a codazos en un mundo donde esos tres aspectos eran muy desvalorados. Hoy es mucho más fácil, y estoy muy agradecida con mis antecesoras, ahora siento la “responsabilidad” de seguir ese camino” concluye Connie.