Este 22 de octubre, en la Sala Metrónomo de Santiago, el escenario vibró con una energía intensa gracias a Shawn James y su banda. Los que estuvimos en la sala del barrio Bellavista vimos una actuación magistral que encarna la rica tradición de estos géneros, pero con un enfoque moderno que sabe captar las emociones más profundas del público.
Desde el primer acorde, quedó claro que Shawn James no es simplemente un músico, sino un narrador de historias. Su voz rasgada y llena de alma nos transportó a paisajes sonoros donde el dolor, la redención y la lucha se entrelazan. La banda estuvo impecable, con una armonía entre los músicos única, ofreciendo un apoyo instrumental que iba desde lo crudo y minimalista hasta pasajes sonoros llenos de fuerza y dinámica, donde se destaca la performance con el “Fiddle” del grandioso Sage Haskelchi’i Cornelius que atrapaba la mirada de los asistentes con sus movimientos y emocionantes solos por el escenario. Fué particularmente notable la fusión de estilos, con toques de folk, gospel y rock, que añadían capas a la esencia bluesera y country de la noche.
El espectáculo partió a las 20:00 horas en punto con una calidad en la mezcla espectacular, la euforia de los asistentes se sintió fuerte cuando sonaron los primeros acordes de “Burn the witch”, más tarde con Ellie’s song, canción que forma parte del soundtrack oficial del glorioso videojuego “The Last of Us”, se elevó aún más el aplauso del público. Uno de los puntos más altos fue sin duda “Through the Valley”, donde la voz poderosa de James se entrelazó con una guitarra resonante y un ambiente casi místico. En momentos como ese, la sala se transformó en una catedral sonora donde cada nota parecía cargar una especie de confesión.
La interacción con el público fue otro aspecto que destacó, donde hubo covers memorables como “Like a Stone”, “Number of the Beast”, “Ain’t No Sunshine”. James tiene un carisma natural, una humildad que invita a conectarse, y entre tema y tema compartía anécdotas que le dieron un toque íntimo al concierto. La audiencia, entregada desde el primer minuto, respondió con entusiasmo, creando un ambiente cercano y de camaradería que pocos artistas logran en sus presentaciones.
En resumen, la actuación de Shawn James y su banda anoche en la Sala Metrónomo fue un viaje emocional que dejó una huella imborrable en todos los que estuvimos allí. Su capacidad para honrar las raíces del country y blues, mientras explora nuevos territorios sonoros, demuestra que estamos ante un artista y una banda en su punto más alto. Fue, sin duda, una noche memorable que consolida a James como una de las voces más auténticas, poderosas de la escena actual y que puede, ¿Por que no?, volver a repetirse en los próximos años con una nueva visita por tierras Sudamericanas.
Por Emerson Zuñiga Vidaurre.
Fotografías gentileza Spider Producciones/fotógrafo Francisco Aguilar.